No te voy a mentir, la primera vez que planté una berenjena, ¡no fue precisamente un éxito! Mi planta tardó mucho en afianzarse y crecer, y cuando finalmente se formó el fruto, ya era un poco tarde…
Uno de mis amigos jardineros me dio un consejo: podarlas con bastante regularidad, al igual que los tomates. Y en cierta manera es bastante lógico, si lo piensas un poco: ¡ambas son de la misma familia botánica!
Personalmente, desde el momento en que empecé a podarlas, noté REALMENTE la diferencia.
Si no tienes un invernadero, cultivas en un clima en el que las berenjenas son caprichosas, o si tienes un huerto pequeño, ¡te recomiendo que pruebes este truco de inmediato!
Esta técnica permitirá a tu planta dedicar toda su energía a los primeros frutos que se formen. Así tendrá menos riesgo de acabar con un fruto que no tendrá tiempo de madurar.

¿Cómo podar tus berenjenas correctamente?
1. Cuando tus berenjenas hayan formado sus primeros frutos, retira las hojas de la parte inferior de la planta, aquellas ya que toquen el suelo.
2. Corta los pequeños brotes, los famosos « chupones » que, como en los tomates, se forman en las axilas de las hojas, hasta la altura de la primera flor o fruto.
3. Conserva sólo unos pocos frutos por planta y elimina los demás. En climas fríos, por ejemplo, es aconsejable mantener sólo 5 por planta, especialmente si la variedad utilizada es de frutos grandes.
