El invitado de hoy a nuestro huerto es… ¡el jengibre! Esta planta tropical tiene mil y una virtudes. Vale, bonito lo que se dice bonito… todos tenemos nuestro encanto, en cierta manera 😉
Vale para un roto y para un descosido
¡Pocos cultivos más multiusos! El jengibre le aporta a tu pelo aceites esenciales, vitaminas, aminoácidos y minerales que ayudan al cabello a estar fuerte y saludable de manera natural. Además, despídete del ibuprofeno porque nuestro protagonista del día cuenta con antioxidantes que fortalecerán tus defensas y tu sistema inmune, ayudando a combatir los resfriados.
Su sabor es muy potente (incluso picante), lo que lo convierte en un ingrediente interesante en la cocina: se puede utilizar su rizoma, pero también sus hojas y tallos. La parte más empleada es el rizoma de la planta de jengibre (la parte enterrada del tallo se denomina más comúnmente « raíz », aunque son dos partes distintas de la planta).

Composición y virtudes
El jengibre está compuesto en gran parte por agua. Pero su rizoma también contiene vitaminas (B y C), hierro, magnesio, fósforo, sodio y oleorresina. Como ya he dicho al comienzo, ayuda a estimular el sistema inmunitario y, gracias a su acción antiinflamatoria, ayuda a combatir la fiebre y la gripe.
También puede aliviar pequeños trastornos digestivos, migrañas y dolores menstruales, además de actuar como un excelente antioxidante.
Imposible resistirse… ¡cultiva tu propio jengibre!
El jengibre es una planta « tropical ». Así que normalmente pensamos que no puede crecer en invierno en Europa… ¡error! Crece por sí sola, especialmente en interiores. Y no sólo se pueden utilizar las raíces en la cocina: las hojas y los tallos también tienen un gran sabor.
Por cierto, el precio del kilo casi se ha duplicado durante el dichoso COVID, ¡razón de más para empezar a cultivarlos en lugar de seguir comprándolos!
¿Cómo cultivar jengibre?
Si quieres descubrir paso a paso cómo cultivar tu propio jengibre, así como muchos otros consejos y trucos relacionados con este cultivo…